By Alicia Bandera

@AliciaBandera

jueves, 25 de febrero de 2010

Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información.


Las Nuevas Tecnologías no sólo están cambiando nuestra forma de hacer las cosas. Sin darnos cuenta, esto influye y cambia nuestra manera de pensar. Por ello, es incorrecto que pensemos que el hombre es el que transforma las cosas y éstas, al ser transformadas, no cambian, a su vez, a éste. Por lo cual, somos los afectados últimos de nuestros avances y cambios.


Con esta pequeña introducción quiero hacer reflexionar sobre lo que pensamos al respecto de las Nuevas Tecnologías y las redes de información que conviven en ellas, último avance que estamos sufriendo en la actualidad. En primer lugar, el simple hecho de pensar en ellas es extraño, ya que, como bien se dice en el artículo, están tan dentro de nuestras vidas, que sólo cuando fallan o son nuevas, lo hacemos. De lo cual, podemos decir que es un buen reflejo de la asimilación que sufrimos. Así que, quizás, la forma más clara de poder ver el papel que juegan estas Nuevas Tecnologías realmente en nuestras vidas sea mirando hacia el pasado, y, como dice Levinson (1990), “usando un potente telescopio”:


Desde los años 60, se divide la historia humana en función de la tecnología dominante, lo cual tiene su lógica, ya que, de ésta, depende todo lo demás (cambios de mentalidad, prácticas u organización social…). Así, tenemos el primer avance humano, “el habla”, seguido por la “escritura”, “la imprenta” y, actualmente, “los medios electrónicos y la digitalización”. Pero, común a todos ellos, se encuentra el marco socio-económico propio de cada contexto, “don dinero”.


Tras pasar por los tres estadios de los que habla Levinson (1990), que hace un recorrido desde el uso del habla al de la red de redes, vemos cómo, en realidad, éste enfoque es el más natural, ya que permite la interacción entre los usuarios y, algo que no existía siquiera con el habla, la posibilidad de disponer de diferentes posibilidades en el uso del espacio-tiempo, dando así más amplitud para su uso y efectividad. Esto nos lleva irremediablemente a hablar de la trasformación de la llamada “enseñanza tradicional”, impartida en un aula determinada, en un tiempo y lugar concretos, a un alumnado físico, etc., hacia las nuevas “aulas virtuales”, flexibles y personalizadas, asíncronas o no. Porque estas “aulas virtuales” son la demanda de nuestra sociedad actual, una sociedad que requiere, cada vez más, un aprendizaje para toda la vida, como algo necesario para la adaptación de la persona en un mundo tan cambiante. En resumen, se requiere, según el Libro Blanco sobre la educación y la formación de la Comisión Europea (1995):


1- Cultura general: que aporte sentido crítico en todos los ámbitos de la vida.


2- Desarrollo de la aptitud para el empleo y la actividad: especialización.


La privatización de esta educación, que hemos resumido en los dos puntos anteriores, daría lugar a “infopobres”, personas que no accederán en igualdad de condiciones a la información, e “inforicos”, personas que sí tendrán ese privilegio. Y la escuela pública, como ocurrió con el derecho a la educación y a una educación democrática en otro tiempo, será la encargada de asegurar la equidad.


Vemos con esto que muy al contrario de lo que opinan diversos autores, la escuela no va a desaparecer en esta nueva etapa, sino que se crearán nuevos entornos de aprendizaje propios a cada persona y en función de sus necesidades. Pero los roles, en estas instituciones educativas, sí tendrán que modificarse y, sobretodo, admitir que la escuela ya no es la fuente primaria de educación.

1 comentario:

  1. Es verdad lo que dices de que la escuela no va a desaparecer, aunque hay mucha gente que opina que sí lo hará. Yo también opino que lo que cambiarán serán las formas de verla.

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